Los “busólogos” les rinden culto a los buses interprovinciales y a las micros enchuladas

No están sentados en una micro cualquiera, sino en una Mercedes Benz OH-1115 LSB. El motor que la mueve -dicen- es un OM904LA. Para cualquier mortal, estos dos personajes están simplemente viajando en una micro C07 del Transantiago, la que, además, no huele muy bien.

Alex Maulén (35) y Pablo Navia (28), los pasajeros de esta micro, son “busólogos”, una palabra que ellos mismos usan para denominar a los que aman los buses, se interesan en conocer su historia y sus más íntimos detalles técnicos.

Un busólogo en su tiempo libre va al Terminal Sur a ver pasar buses interurbanos; puede reconocer la marca de su chasis y su año de fabricación con tan sólo mirar cómo se abren las puertas.

Rafael Fuentealba, de 16 años y en tercero medio en el colegio Calazans, es uno de los busólogos más jóvenes. Según su madre, Liliana Soto, lo fue desde pequeño. “Se volvía loco con los buses. Los fines de semana salía a dar una vuelta con su papá en micro y también pedía que le leyeran los letreros. Cuando más grande anotaba todos los recorridos en un cuaderno y los familiares lo llamaban para preguntarle qué recorrido les servía”, cuenta.

Daniel Larenas (38) tiene tanto amor por los buses como un filatélico por sus estampillas, pero como no puede coleccionarlos, les saca fotos y las comparte en internet.

“Es un hobby extraño; de hecho, por mucho tiempo los busólogos mantuvimos en secreto la afición”.

Daniel ha sido insultado por los choferes y expulsado de los terminales porque lo confunden con un “sapo” o un inspector (por las fotos).

“Muchas veces los choferes se bajaron de la máquina a pegarme o me ofrecían plata para que no los denunciara”.

En 2002, Daniel creó la primera comunidad virtual de busólogos ( www.chilebuses.cl ), y por eso es considerado el “padre” de esta afición en Chile. Si bien amantes de los buses han existido siempre, fue internet lo que los reunió.

“Yo siempre pensé que éramos pocos, pero al crear el portal fui conociendo gente de todas partes de Chile que amaban los buses”, dice Larenas.

“Mucha gente llega por la nostalgia, ya que recuerda los Varmontt, las góndolas o los primeros buses de dos pisos”, dice Alex Maulén, quien se encarga de administrar el portal www.viajerobuses.cl. Un sitio de gran actividad, con más de 20 mil fotos que son comentadas por sus cerca de 6 mil usuarios inscritos, de los cuales unos 600 usan activamente el portal.

Rafael Fuentealba todavía se da el tiempo para ir detrás de los buses, algo que otros busólogos de más edad ya no hacen. Algunos viernes se para en la calle Obispo Javier Vásquez, justo donde salen y entran los buses al terminal.

“Éste es el árbol busólogo”, dice, indicando un tronco feo flanqueado por dos carros azules, donde dos hombres con cotonas esperan acarrear los bolsos de un pasajero. El viernes, desde las cuatro de la tarde hasta las 10 de la noche, se juntan ahí grupos de tres o cuatro personas a sacar fotos a todo el movimiento del rodoviario.

Fechas clave

Los días de mayor gloria son las Fiestas Patrias, no sólo porque hay más actividad, sino porque es aprovechada por los empresarios del rubro para estrenar nuevas máquinas.

El otro gran evento es la Feria del Transporte, donde los busólogos van a sacar fotos, buscar folletos, autoadhesivos y todo lo que puedan coleccionar.

Es tanta la afición, que algunos se han reclutado como auxiliares de buses o choferes para conocer más de cerca ese mundo. “Aunque muchos vuelven arrepentidos y dicen que es mejor mirarlos desde afuera”, dice Maulén.

Raúl Fuentealba ha pensado ser auxiliar de bus, pero sólo en vacaciones. “Sé que es sacrificado y peligroso y que no pagan bien, pero me gustaría”.

Cuando le pregunto qué quiere ser en el futuro, responde raudo: “Ingeniero en minas”. “¿Te gusta la minería?”, le pregunto, extrañado: “No tanto, pero los buses más espectaculares están llegando a las faenas mineras para transportar a los trabajadores”.

¿Ciudad o carretera?

No todos los busólogos andan detrás de lo mismo. Hay quienes se especializan en los buses interprovinciales. Entre ellos se generan discusiones de cuál empresa es la mejor. Y, aunque hay diferencias, varios coinciden en que sus favoritas son las de regiones como Buses EME o Talca, París y Londres, que tienen una flota moderna y una excelente atención a bordo que incluye hasta wifi .

También está la “busología urbana”, que reúne a los que se interesan en los buses que circulan en la ciudad. “Lo que se busca acá no es una máquina moderna, sino ver el enchulamiento que le hacen sus dueños”, dice Rafael Fuentealba.

El Transantiago marcó la muerte de la busología urbana en la capital. “Hay pocos modelos y está prohibido que los enchulen”, dice Fuentealba. Así que ahora los busólogos de Santiago viajan a regiones a alimentar su hobby y hasta eligen “el bus del mes”, que es reconocido con un autoadhesivo en su parabrisas.

Lo más espectacular para ellos son las cabinas. Navia recita de memoria las frases típicas escritas en los retrovisores. “Me miras y sufres”; “Sólo Dios sabe si regreso”; “Jesús es mi copiloto”; “Si manejo mal, acúsame con tu señora”.

 Alexis Ibarra El Mercurio