Atencion “Boletologos”: Exhiben la evolución de los boletos de micro entre 1970 y 2007

La muestra abrio hoy en la Biblioteca de Santiago.

En los 80, los boletos de micro lucían estrambóticos dibujos y símbolos. La Pedro de Valdivia-Pudahuel ostentaba un divertido Lagarto Juancho y la Pedro de Valdivia-Blanqueado, una liebre fosforescente en plena carrera. Asimismo, los de la Pila-Cementerio recordaban la estatua del niño con la oca que por casi tres décadas le dio nombre a la ex estación de Metro Pila del Ganso, ubicada en Alameda con General Velásquez.

Otras piezas de papel fueron decoradas con perros San Bernardo, delfines y brujas, en el caso de las micros de Talagante. También hubo manubrios y neumáticos con alas. El caso más curioso fue la línea El Golf -Matucana, que creó distintos íconos dependiendo de la época del año: vacaciones, 18 de septiembre o Navidad.

Estos boletos de colección, que daban un toque de excentricidad al transporte público, fueron recolectados pacientemente por la comunicadora gráfica Natalia Gutiérrez. Con 24 años, alcanzó a conocer y apreciar estos objetos extintos en 2007, con la aparición del Transantiago y su bip!

“Cuando las personas ven un boleto antiguo de Santiago, sus caras se transforman al recordar el recorrido que tomaban para ir a la casa de la polola o al colegio. Como no existían los celulares, en sus reversos se escribían los números de teléfono. Hoy forman parte del inconsciente colectivo”, apunta Natalia Gutiérrez.

“Desde 1983, los boletos de las micros empezaron a diferenciarse. Así, las liebres que querían ser las más rápidas añadían uno de esos animales”, agrega.

Exíjalo y consérvelo

La Biblioteca de Santiago abrio hoy esta muestra sobre la historia y la evolución de los recordados trozos de papel entre 1970 y 2007. La exposición se titula Exíjalo y consérvelo, e incluye 240 boletos recopilados de líneas de microbuses del Gran Santiago.

“Los reuní gracias a colecciones familiares, de amigos y al apoyo de la agrupación de boleccionistas que se junta en el Persa Bío-Bío”, dice Natalia Gutiérrez.

Muchos de esos coleccionistas recogían los tickets tras largas jornadas mirando para abajo en las calles. A ellos se les conocía como los palomeros.

La nostalgia por estos papeles marca la muestra. La organizadora, incluso, entrevistó a sociólogos y coleccionistas que le explicaron cómo un simple objeto cotidiano se transforma en una pieza de culto.

Se trata de verdaderos tesoros de la cultura popular que estarán ordenados cronológicamente. El boleto más antiguo es de 1970, cuando la locomoción colectiva aún era estatal y por la capital circulaban micros escolares gratuitas, bautizadas como “Súbete Cabrito”. Nunca más serían gratis para los estudiantes. En 1979, el sistema se privatizó.

(Fuente: La Tercera)

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